La lavanda es un arbusto perenne de hasta un metro de alto con hojas verdes claras y angostas. Sus flores son de color morado azulado terminadas en punta. La planta completa es aromática. El aceite esencial de lavanda es incoloro o amarillo claro con un aroma dulce, floral, especiado y con un matiz balsámico y a madera. Es una de las pocas esencias que se pueden aplicar en la piel sin diluir en otra sustancia conductora, aunque no debemos olvidar que, en cualquier caso, siempre emplearemos una mínima cantidad de gotas. El aceite esencial de Lavanda es uno de los más versátiles y polivalentes, por eso, a aquellas personas que se inician en el mundo de la aromaterapia, se les recomienda que empiecen a experimentar con este aceite esencial. Otro de los motivos por los que no debe faltar en un botiquín casero y natural es que cualquier mezcla que realicemos a base de aceites esenciales, arcillas, aceites vegetales, etc, se verá enriquecida con la incorporación de unas gotas de aceite esencial de lavanda. Esta esencia tiene la capacidad de potenciar el efecto de todos los demás aceites. Por ello, es aconsejable añadir unas gotas de lavanda a cualquier tratamiento natural que estemos llevando a cabo, siempre teniendo en cuenta las precauciones básicas en el uso de los aceites esenciales.
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